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giovedì 1 gennaio 2015

883 - LUCES Y SOMBRAS DE LOS ACUERDOS DE PAZ

El cese del conflicto armado el 29 de diciembre de 1996, es, sin duda, el mayor logro de las negociaciones entre el Gobierno y la URNG. Pero, la paz buscaba algo más que el fin de la guerra. Trataba sobre cómo el país debía conseguir desarrollo económico y social, justicia, equidad e igualdad. ¿Lo alcanzó?
La firma de los Acuerdos de Paz Firme y Duradera colocó a Guatemala ante los ojos del mundo. Los compromisos signados por los más altos representantes del Gobierno y de la cúpula de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) integraron una agenda ambiciosa, encaminada a erradicar la pobreza y la impunidad en el país, entre otros problemas estructurales tratados de resolver, sin mayores resultados, con el uso de las armas.
Ayer, en el Palacio Nacional de la Cultura con la sencilla ceremonia del Cambio de la Rosa, el presidente Otto Pérez Molina y otros funcionarios de Estado conmemoraron los 18 años de ese momento histórico, que hoy empresarios, exfuncionarios, diputados y analistas evalúan bajo luces y sombras.
Julio Balconi, exministro de la Defensa, quien integró la Comisión de Reconciliación Nacional y la Comisión de Negociación consideró que desde 1996, el éxito de ese proceso lo intentó capitalizar el partido de Gobierno, el de Avanzada Nacional (PAN) en ese momento. “Las otras fuerzas políticas se dieron cuenta de que el tema, que era de interés nacional, se convirtió en un elemento de negociación política y por eso comenzaron a atacarlos”, indicó.
De acuerdo con Balconi, los llamados Acuerdos Operativos se cumplieron con rapidez tal y como estaba establecido; no así los Sustantivos, encaminados a transformar el país. “Correspondía llevarlos a la práctica no solo al gobierno de turno sino a todos los sectores, incluidos los ciudadanos. Ese esfuerzo disminuyó a tal grado que los partidos políticos que alcanzaron el poder posteriormente, no tenían los Acuerdos de Paz como su agenda principal de trabajo”, añadió.
Tres puntos
“Los avances han sido muy pocos, en lo que algunos han querido tomar como compromiso. En educación, hubo una reforma educativa, pero se da un paso para adelante y dos para atrás. Sin embargo, hay avances. No estamos igual que como hace 18 años o peor. Se ha reducido el analfabetismo aún cuando el indicador todavía es alto”, agregó Balconi.
Mencionó que el proceso de consolidación de la democracia es obra de los Acuerdos de Paz, igual que la de los derechos ciudadanos. “Los guatemaltecos hemos participado en varias elecciones generales sin señalamientos de fraude y ahora cada quien puede exponer sus ideas sin riesgo”, añadió el militar.
No obstante, la inseguridad es la sombra que opaca esas luces. La nueva Policía Nacional Civil (PNC), que sustituiría a la tan desprestigiada Policía Nacional (PN) no llenó las expectativas por errores estratégicos, según el ex Ministro de la Defensa. “Volvimos a lo de antes y hoy tenemos una gran desconfianza en la guardia policial”, afirmó.
Hermann F. Girón, presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), opinó que de los compromisos firmados, los básicos están relacionados con el aspecto económico y político. “Desde el punto de vista político aún hay viejas heridas de guerra que no han sanado y que no permiten que trabajemos unidos por el país”, aseguró.
“Los Acuerdos requerían para su cumplimiento crecimiento económico y de recaudación, y aquí todavía hay que trabajar para motivar y propiciarlos. El principal motor para llevarlos a la práctica son el desarrollo económico y la formalidad laboral”, dijo Girón.
El presidente del CACIF recordó que en el Congreso hay leyes que tendrían que ser prioritarias para alcanzar ese objetivo, como la de Desarrollo Económico.
Pocos avances
Álvaro Ramazzini, obispo diocesano de Huehuetenango, analizó otras aristas que han impedido la evolución de los Acuerdos de Paz en los últimos 18 años. “Uno de los grandes defectos de la firma de la Paz fue la falta de leyes para ponerla en práctica. No se aprobaron. Se resolvió el conflicto, se desmovilizaron los elementos de la URNG y otros sectores militares. Se aplicó la reducción del Ejército de manera drástica y por eso ahora se escuchan críticas de que no tienen capacidad operativa de guardar las fronteras o luchar contra el narcotráfico. Pero de ahí, el resto quedó relegado”, manifestó el obispo.
El líder religioso además enumeró, por ejemplo, el poco avance de las iniciativas contenidas en el Acuerdo Sobre Aspectos Socieconómicos y Situación Agraria. “No se ha cumplido con el crecimiento económico y la Ley de Desarrollo Rural duerme el sueño de los justos. Los acuerdos reconocían el Convenio 169 y como ahora no se respeta hay conflictividad social. Asimismo, los empresarios deben darse cuenta de que la situación no mejora con atraer grandes inversionistas sin antes una reforma tributaria”.
El Obispo mencionó que la aplicación de la ley con el propósito de condenar el genocidio nació con los Acuerdos de Paz, pero tampoco ha sido aplicada. “Se habló de amnistía para la URNG y el Ejército, pero se dejó claro que los delitos de lesa humanidad iban a ser juzgados. Al final no se ha logrado erradicar la impunidad ni la pobreza”, dijo.
Edgar Gutiérrez, excanciller y director del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), coincidió con Balconi en que ninguno de los Acuerdos Sustantivos logró madurar, en particular el que trata sobre Identidad y Derecho de los Pueblos Indígenas así como sobre Fortalecimiento del Poder Civil, que proclamaban la vigencia de un Estado de Derecho funcional y moderno.
“No ha habido fuerza política con suficiente peso en el Estado que adopte los Acuerdos de Paz como programa de Reforma Política. Los gobiernos solo han proclamado adhesiones retóricas, sin comprometerse a cumplirlos. Empezando por el gobierno de Álvaro Arzú”, aseguró el analista.
Distinto
La ex Secretaria de la Paz y presidenta de la Junta Directiva de la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asíes) Raquel Zelaya dijo que la Agenda Sustantiva de Paz coincide con la de la sociedad guatemalteca, incluye reforma política, pacto fiscal, interculturalidad, lo cual no significa que se ha alcanzado, aclaró.
“Todos han destacado procesos que se han detenido o retrocedido. Pero la agenda básica de la Paz tiene que ver con las aspiraciones más sentidas de las personas y exige cambios generacionales sobre todo en temas como la discriminación, el racismo, la desigualdad”, señaló Zelaya.
Para la experta, habrá personas que digan que no tienen nada que celebrar. “Quienes vivieron el conflicto y les fueron vulnerados sus derechos, pero para los jóvenes es distinto. No se puede comparar la década de los ochenta con 2014”, añadió.
Poca voluntad política
“Ninguno de los gobiernos de turno ha tenido la voluntad política de cumplirlos”, aseguró Carlos Mejía, congresista de la URNG.
“Hoy se habla de libre expresión y participación ciudadana, pero el hambre, la pobreza y los rezagos en salud y educación son problemas nacionales sin resolver”, agregó .
Para Mejía, la falta de conciencia sobre la realidad nacional de la oligarquía ha impedido una reforma fiscal que permita al Estado obtener más recursos.
“Estamos lejos”
El presidente Otto Pérez Molina reconoció ayer que la Agenda de la Paz ha avanzado poco. Desigualdad, pobreza, falta de oportunidades, servicios básicos afectan a millones de guatemaltecos. “Lo reconocemos y tenemos que trabajar en construir la paz y la reconciliación”, dijo ayer luego de concluir la ceremonia del Cambio de la Rosa en el Palacio Nacional de la Cultura.
“Hay muchas partes de los Acuerdos que no se han cumplido, por ejemplo el Socioeconómico definía un crecimiento económico del seis por ciento, una tasa impositiva del 12 por ciento”, afirmó el mandatario.
El Periodico, 30/12/2014