mercoledì 10 febbraio 2010
55 - ¿POR QUÉ OPONERSE A LA MINERÍA DE METALES? (1)
Razones económicas
Es frecuente encontrar en los medios de comunicación, expresiones de duda y desconfianza frente a la activa oposición que muchas comunidades campesinas e indígenas, y sus aliados en el movimiento social, han mantenido desde hace años ya, en contra de la explotación minera y petrolera, la construcción de grandes hidroeléctricas y los megaproyectos mega plantaciones, supercarreteras y otros).
Centrándonos en la minería de metales, podemos ver como en muchos casos -no en todos-se trata de un discurso fabricado por grupos vinculados a las empresas, que ven sus inversiones y ganancias "en peligro". Estos grupos de interés no quieren entender las razones de las comunidades y sus aliados para oponerse a la "generación de riqueza"; y solamente ven "ecohistéricos" con agendas ocultas o campesinos manipulados" por aquellos.
Los defensores interesados de la minería (y en general de los megaproyectos) tienen un pensamiento tan cerrado, que solo pueden entender la oposición a estos proyectos, afirmando que los supuestos "eco-histéricos" se están "enriqueciendo" con ello. Tampoco pueden aceptar que las comunidades se movilizan por si mismas, sin manipulación, al ver violados sus derechos o al percibir con sus propios ojos los daños causados al medio natural.
Para comprender los motivos de comunidades y organizaciones para oponerse a la minería de metales, no podemos hacerlo sólo desde la lógica de la economía capitalista. La razón es simple: ningún problema debe entenderse sólo desde uno desde uno de sus ángulos. Por ello se intentará abordar la cuestión de la minería desde el campo de la ecología política, que a nuestro juicio integra elementos económicos, ambientales y políticos.
La mayoría de posturas favorables a la minería -por ejemplo el reciente informe del CIEN "Contribución de la industria minera al desarrollo de Guatemala"-solamente ven esta actividad desde el punto de vista de la riqueza que genera, y sostienen que la minería, por el mero hecho de su existir, tiene un "efecto derrame" sobre el resto de la población (digamos por la vía de empleos o inversiones privadas).
Este argumento es falso, ya que la riqueza generada a partir de la extracción, procesamiento y venta de oro y de otros metales estratégicos (como el uranio), es y será solo para la minera. El "efecto derrame" no existe, a menos que llamemos así a: a) las inversiones que toda empresa hace para desarrollar su actividad, como los pocos empleos para especialistas extranjeros. b) el derrame de dólares que solo alcanza a los accionistas, pero no a las comunidades afectadas, o c) el potencial derrame de cianuro en las fuentes de agua.
Estas afirmaciones no se basan en prejuicios o mentiras, sino en la observación de la realidad minera pasada (El Estor, San Ildefonso Ixtahuacán) y presente (Sipakapa, San Miguel Ixtahuacán), que demuestra claramente que la inversión privada nunca se ha convertido en un mejor nivel de vida para las poblaciones cercanas a la explotación, mientras las empresas perciben cada vez mayores ganancias: la onza de oro superó los 1,100 dólares este mes.
(Camilo Salvadó, AVANCSO, 25/01/2010 – Adital) - sigue