martedì 12 gennaio 2010
26 - OPERACION SOFIA - 1 -
El 16 de julio 1982, el Ejército de Guatemala lanzó una operación militar de contrainsurgencia en el área Ixil, El Quiché. El propósito de la ofensiva, según el Plan original, era llevar a cabo “operaciones contrasubversivas y psicológicas en el Área de Operaciones de la FT [Fuerza de Tarea] Gumarcaj” para “exterminar a los elementos subversivos en el área.” La campaña duró hasta el 19 de agosto e involucró oficiales y tropas de varias unidades de las Fuerzas Armadas. La operación militar propiamente dicha fue realizada por el Primer Batallón de Paracaidistas de la Base Militar de Tropas Paracaidistas "General Felipe Cruz", que se desplazó por tierra desde su sede en Puerto San José, Escuintla, hasta la Zona Militar de Huehuetenango, donde inició dos días después sus operaciones ofensivas y psicológicas ordenadas, con la finalidad de darle mayor ímpetu a las operaciones de la FT Gumarcaj en su área de responsabilidad y en coordinación con esta Fuerza, la que proporcionó el apoyo logístico requerido por el Comando de la operación "Sofía." Los documentos de la Operación Sofía no se refieren explícitamente a la comisión de masacres. Pero la ofensiva ocurrió cuando el altiplano estaba en plena guerra, en un momento y en un área del país en que – según las cifras de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico – la mayoría de las víctimas sufrieron de las barridas de contrainsurgencia, esto fue resultado de tácticas de guerra que fueron designadas para causar el máximo daño y destrucción no solo a los combatientes de los grupos armados de oposición sino también a las comunidades civiles de toda la región. Por esta razón, Sofía es una operación militar significativa para entender los patrones de actuación del Ejército de Guatemala en la perpetración de crímenes durante el conflicto. La importancia de esta operación en relación a la demanda – de todas las operaciones contrainsurgentes ejecutadas por el Ejército durante el período relevante al caso – es que tenemos el archivo militar de toda la realización de tarea, desde su inicio hasta su día final. El archivo, compuesto de 359 hojas, incluye desde la orden inicial de lanzar la ofensiva, el Plan de Operaciones, mensajes y transmisiones entre las unidades, informes periódicos de resultados, hasta los reportes de patrullas escritos a mano en el campo. Esta información nos da una imagen muy precisa de la intencionalidad del daño y el sufrimiento causado a las comunidades indígenas ixiles por el Ejército en el curso de su campaña para erradicar a los grupos armados guerrilleros. También nos permite comprender concretamente cómo se llevaban a cabo operaciones de esta naturaleza durante el período más violento del conflicto, las acciones militares típicas de tales operaciones y el flujo de las comunicaciones. Finalmente, los documentos de Operación Sofía nos permiten concluir con certeza y claridad que la cadena de mando funcionaba en todo momento y que el Alto Mando – que en ese entonces hubiera incluido el Presidente, Comandante General del Ejército y Ministro de la Defensa de facto Efraín Ríos Montt y el Viceministro de la Defensa Nacional Oscar Humberto Mejía Víctores, ambos imputados en este caso – estaba perfectamente enterado de las operaciones en el campo.
(Kate Doyle, in The National Security Archive)
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