El número de albergados por la erupción del Volcán de Pacaya casi llega a dos mil, quienes relataron que lo que vivieron el jueves último es la experiencia más desastrosa y difícil de su vida.
La mayoría de refugiados provienen de siete comunidades ubicadas alrededor del coloso, y todos coincidieron en que la “última erupción fue la más desastrosa”.
“Parecía el día del juicio. Pasé 45 minutos debajo de una mesa de madera, con mis dos hijos abrazados y diciéndole a Dios que me entregaba a su voluntad, porque caían y caían piedras incendiadas; primero, en el techo, y después, a la par de nosotros”, relató Auralinda Chacón.
Ella es residente de San Francisco de Sales, una de las siete comunidades afectadas por la erupción, cuyos habitantes se encuentran desde el jueves por la noche en siete albergues, en San Vicente Pacaya.
Otros refugiados también relataron que esta es la peor experiencia que han vivido en su vida en las faldas del coloso.
Fausto Morales, de 66 años, nació y creció en San José Bejucal. Él aseguró que ha sido testigo de varias erupciones, pero nunca se habían quedado sin nada, como ahora.
“Ojalá que nos ayuden con material, para construir nuestras casas, porque perdimos todo”, relató.
Poblados afectados
Las comunidades afectadas son San José Calderas, San Francisco de Sales, El Cedro, El Patrocinio, El Caracolito, El Rodeo y Los Ríos, cuyos pobladores se hallan en albergues de San Vicente Pacaya.
A estas personas les llueve sobre mojado. Ayer, a eso de las 16.30 horas, un deslave derribó un paredón en el kilómetro 52, camino al último poblado, lo cual los dejó incomunicados.
Uno de los mayores problemas es que los casi dos mil refugiados tienen alimentos solo para hoy, y los albergados en el salón municipal fueron trasladados a otro lugar, ya que aquel fue afectado por las inundaciones.
Prensa Libre 30/05/2010
