Aunque los niños y los adolescentes representen el 55% de la población guatemalteca, no han recibido la atención merecida. Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el 49% de los niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica en Guatemala. Éste es el peor índice de América Latina.
También la Unión Europea (UE) y el Índice Global de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) señalan al país en el primer lugar en la desnutrición infantil en la región y el quinto lugar a nivel mundial. El representante de la Unión Europea en Guatemala, Rafael Señán, declaró que hay departamentos en los que el 80% de los niños están mal nutridos.
El último día 19, el presidente Álvaro Colom decretó alerta nacional debido al crecimiento del índice de desnutrición infantil –15 mil niños requieren ayuda alimentaria urgente, de acuerdo con investigaciones de la Secretaría de Seguridad Alternativa y Nutricional del país.
El gobierno de Guatemala argumenta que el hecho es resultado de la pérdida de cosechas ocasionadas por el cambio climático, que o bien genera lluvias intensas, o bien sequías. La población guatemalteca, de alrededor de 14 millones de habitantes, está mayoritariamente constituida por indígenas campesinos que tienen como actividad principal la agricultura de subsistencia.
Incluso con la gravedad de la situación, un cargamento de 40 mil toneladas de alimentos donados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en noviembre del año pasado, desapareció, lo que puso al gobierno de Colom en una situación bastante desfavorable frente a las elecciones presidenciales que se realizarán en septiembre.
En un artículo publicado recientemente en Prensa Latina, el coordinador del Observatorio para el Derecho a la Alimentación, Luis Enrique Monterroso, citando el informe "Estado Mundial de la Infancia 2010” , de la Unicef, informa que Guatemala está peor que África en la cuestión nutrición, ocupando el tercer lugar mundial, atrás sólo de Afganistán y Yemen.
"La desnutrición crónica es el segundo mayor problema de este país, detrás de la violencia y el narcotráfico. El hambre mata más que las balas, pero silenciosamente”, dijo.
Monterroso destaca la falta de voluntad política de los gestores como la principal causa del índice alarmante de desnutrición infantil, así como la desigualdad de oportunidades y la discriminación de sexo, raza o posición política.
Para él, hubo un avance con la promulgación de la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria Nutricional (Sinasan), en 2005. Sin embargo, la norma no está siendo implementada. "Este avance normativo planteaba escenarios de coordinación y participación interinstitucional, que al cabo de seis años de vigencia aún no se ponen a funcionar como debieran”, resalta.
Además, el coordinador destaca la falta de continuidad de las políticas públicas, que cambian en cada gestión cada cuatro años, y, en el caso del Sinasan, su debilitamiento por parte del mismo gobierno, que ejecuta programas generando "paralelismo”, en la opinión de Monterroso.
Recordando la cercanía de las elecciones en el país, lamenta que el tema no sea una prioridad en la agenda de los candidatos. Aun así, pide a los partidos políticos que pongan la cuestión en sus pautas y fortalezcan el Sinasan, con metas progresivas, tratando causas y efectos simultáneamente, asegurando el financiamiento a los programas y contratando técnicos, en lugar de políticos, para ejecutarlos.
Con informaciones de Prensa Libre y TeleSur
Adital, 11.05.11 - Guatemala
