Representantes de organizaciones campesinas, religiosas, indígenas, académicas y de organismos internacionales, dialogaron sobre las causas de la conflictividad agraria en Guatemala, entre las que sobresale la falta de oportunidades de desarrollo económico en igualdad de condiciones, la exclusión social, la concentración de la tierra en pocas manos, el divisionismo y la individualidad de los movimientos.
Raquel Vásquez, de la Alianza de Mujer Rurales, dijo que el futuro de la sostenibilidad y de la sustentabilidad del planeta es construido por los pequeños productores y las mujeres, quienes trabajan para garantizar la disponibilidad de alimentos.
Vásquez indicó que en Guatemala no es posible la transformación y la solución de la conflictividad agraria si los diálogos y los acuerdos continúan siendo basados en el actual sistema jurídico, que favorece a las minorías, las que poseen la mayor parte de la propiedad y de la tierra.
Carlos de la Torre, de la Oficina en Guatemala de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), expresó que uno de los principales avances es que se reconoce como marco de entendimiento entre las poblaciones y el gobierno, los instrumentos internacionales donde se abordan cuestiones sobre las garantías individuales.
De la Torre indicó que introducir el enfoque de derechos humanos a la conflictividad agraria no sólo ayuda a abordar el problema sino a solucionarlo de manera que se atiendan sus causas estructurales y se respete a las y los actores involucrados.
La falta de acceso a la tierra, la expansión de los monocultivos para la producción de biodiesel y la concentración de la propiedad en pocas manos, son los principales factores de la conflictividad agraria en Guatemala e impiden y violentan el derecho a la alimentación, así como a otros aspectos como el trabajo decente y la seguridad social, enfatizó el representante de la OACNUDH.
Álvaro Ramazzini, Obispo de San Marcos, señaló que el análisis de la conflictividad agraria debe hacerse tomando en cuenta principalmente a las mayorías, que son las que más sufren; debe ser considerado un caso de injusticia social cómo el propio sistema económico y jurídico del país permite la violación de los derechos humanos de esas poblaciones.
Es vergonzoso para el país contar con grandes porciones de tierra para la productividad agraria y en contraposición es el tercer país de América Latina con los más altos índices de hambre y desnutrición, dijo Ramazzini.
Virgilio Álvarez, Director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), hizo una fuerte crítica a los movimientos sociales, que cada vez están más divididos debido a ideologías marcadas por el individualismo, el consumo y el mercado.
Luego de los Acuerdos de Paz, una de las experiencias negativas fue la destrucción de las bases organizativas, que logró el quebranto de las ideologías de esos movimientos; se ha comprobado que en Guatemala no se perdió una guerra militar ni política, se perdió la guerra ideológica, concluyó Álvarez.
El Diálogo Nacional sobre Conflictividad Agraria es organizado por la Alianza de Mujeres Rurales, el Comité de Unidad Campesina (CUC) y la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), entre otras; dio inicio este miércoles y concluirá el jueves 7 de abril.
Cerigua, 6/04/2011
