El documento, elaborado por la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), destaca que las personas comprendidas en las edades de 0 a 18 años se han convertido en las principales víctimas de violaciones a sus derechos, ante un sistema de protección débil, desarticulado, el cual tiende a todo tipo de vulnerabilidad que afecta a la niñez y adolescencia.
De acuerdo con la publicación, la falta de presencia institucional, vinculada a la niñez en el ámbito comunitario, genera que las acciones de violencia hacia la niñez quede en la impunidad, o bien, sean prácticas normalizadas.
La PDH reveló en su informe que se suma a la situación de la niñez y adolescencia la conflictividad social, por pertenencia o posesión de tierras y la presencia de la delincuencia organizada, que están creando una cultura de tolerancia hacia los actos de violencia donde los niños, niñas y adolescentes son espectadores y víctimas.
Le entidad subrayó que aunque en Guatemala existen diversas leyes a favor de la infancia, éstas representan una normativa mínima, para lo que necesita esta población en el país.
Según Paulo Sérgio Pinheiro, experto independiente en el tema, el carácter único de la niñez, su potencial y vulnerabilidad, su dependencia de los adultos, hace imperativo que se tengan más acciones de protección contra la violencia.
Pinheiro indicó que toda sociedad, sea cual sea su trasfondo cultural, económico o social, puede y debe poner fin a la violencia y las agresiones contra la infancia, además subrayó la necesidad de transformar la mentalidad de las sociedades y las condiciones económicas y sociales de esta población.
Finalmente, el informe de la PDH advierte que a pesar de las normativas y las políticas públicas a favor de la niñez y adolescencia guatemalteca, ellos y ellas siguen sufriendo constantemente atropellos a su integridad y seguridad personal.
Cerigua, Adital, 27/02/2013